La luz del Espíritu Santo, en la cercanía de Pentecostés, irrumpe con fuerza preparando al alma, alejándola de todo lo creado y poniendo en ella necesidad insaciable del eterno.
La luz de la Verdad, en la penetración del misterio de Dios y ante la distancia infinita que hay entre Él y la criatura, hace expresar a la Madre Trinidad: “¿Qué tiene que ver la criatura con el Creador?”, comprendiendo que Jesús en su humanidad es capaz de adorar a Dios como Él infinitamente necesita del hombre. [...]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta, cíñete al tema del post, respeta, sigue las netiquetas.